La toma de decisiones consiste en encontrar una conducta adecuada para resolver una situación problemática, en la que, además, hay una serie de sucesos inciertos.
A la hora de
tomar una decisión, entran en juego diversos factores. En un caso ideal, se
apela a la capacidad analítica (también llamada de
razonamiento) para
escoger el mejor camino posible; cuando los resultados son positivos, se
produce una evolución, un paso a otro estadio, se abren las puertas a la
solución de conflictos reales y potenciales.
Cualquier
toma de decisiones debería incluir un amplio conocimiento del problema que se
desea superar, ya que solo luego del pertinente análisis es posible
comprenderlo y dar con una solución adecuada. Sobra decir que ante cuestiones
irrelevantes, el nivel de razonamiento es mucho menos complejo y profundo, y se
actúa de forma casi automática, dado que las consecuencias de una decisión equivocada no tienen mayor importancia.
En cambio,
ante decisiones verdaderamente trascendentales para la vida, se procede de una
manera muy meticulosa, calculando los potenciales resultados, y el tiempo necesario es mucho mayor.
A lo largo
del desarrollo de una persona, independientemente de su personalidad y de sus
gustos, cada nuevo día trae consigo un número creciente de problemas a
resolver, y poco a poco nos vamos convirtiendo en auténticas máquinas
especializadas en tomar decisiones.
A simple
vista, se puede distinguir entre individuos seguros e inseguros de sí mismos.
Los primeros suelen ser determinados, tener siempre claros sus gustos y necesidades, lo cual les facilita la toma de
decisiones; los otros, en cambio, carecen de la autoconfianza necesaria para
considerar válidas sus propias ideas, y eso repercute gravemente en los
momentos críticos de la vida.
Sin embargo,
nadie puede librarse de estas puertas
lógicas que incansablemente alteran el flujo de nuestra existencia; las
personas inseguras tienen especial dificultad para escoger entre dos o más opciones; pero, finalmente, lo hacen, y
de este modo siguen adelante.
Como decidir la
forma en que vamos a vivir nuestra sexualidad genital ????
Muchas preguntas revolotean
en la cabeza:
¿hasta dónde quiero llegar cuando nos estamos besando y
acariciando?
¿quiero "hacer el amor"?
¿me podré mantener en abstinencia?
¿me podré mantener en abstinencia?
¿quiero esperar o prefiero hacerlo pronto?
¿qué será mejor para mí?
y no encontramos la respuesta.
¿qué será mejor para mí?
y no encontramos la respuesta.
Para no tomar esto a la ligera, es necesario que pases por todo un proceso que te permitirá:
Tomar una decisión que sea:
- Libre: por que no estará sujeta a presiones de tus
amigas(os), de tus padres, de tu pareja, o de mitos y mandatos sociales, y
tendrá un sentido positivo para tu vida.
-
Sana: porque no implicará ningún riesgo para tu salud
física, emocional, espiritual y mental, ni la de tu pareja, y más bien te
permitirá desarrollarte en estos campos.
- Responsable: porque analizarás las ventajas y desventajas de tu decisión, reconocerás las cosas que te ponen en riesgo, y optarás por la que más te proteja, y sea más agradable y placentera para ti misma/o y tu pareja. El tomar decisiones sobre la sexualidad genital no puede darse de un día para otro, sin pensar y analizar detalladamente, o dejándose llevar por una corazonada o capricho. Algo que afecta la toma de decisiones en la sexualidad genital, es la creencia de que cuando se tiene una excitación el cuerpo no se puede controlar, por lo que "las hormonas deciden". Esto no es cierto, porque tú tienes el control sobre tu propio cuerpo y sobre tus hormonas, por lo que la decisión es tuya, y tus actos son tu responsabilidad.
La toma de decisiones es un proceso, en el que deben tomarse
en cuenta las siguientes cosas:
·
- Tener claridad
sobre cuáles son tus deseos y cuál es la decisión que quieres tomar. De esta
forma podrás diferenciar si lo que está en juego son tus deseos o si vas a
hacer algo por presión. Todo esto va a permitir que seas vos quien decida
realmente lo que quiere.
- Contar con la
información necesaria que te permita tomar una decisión. Esta información debe
ser clara, sencilla y verdadera (no basada en mitos o falsas creencias). Además
debe venir de fuentes confiables de información, por lo que puedes recurrir a
personas adultas de tu confianza (familiares, profesionales, docentes, etc.), a
alguna persona del centro de salud, a algún amigo o amiga que haya recibido
capacitación sobre sexualidad, etc. Pero sobre todo, busca a alguien que pueda hablar con
vos de una forma honesta, que posea información científica y reciente, y que no
vaya a intentar propasarse contigo, tocarte, o pedirte hablar en lugares
solitarios.
- Saber cuáles son tus sentimientos sobre tomar una decisión u otra, para lo que te puedes preguntar ¿con cuál decisión me voy a sentir mejor? Esto te va a ayudar a tener más claridad sobre lo que realmente quieres y a que te decidas por lo que va a ser mejor para tu bienestar y tranquilidad personal.
- Analizar las ventajas y desventajas de cada decisión, para que así puedas tener claridad de los riesgos a los que te enfrentas (por ejemplo, embarazo, ITS/VIH-SIDA, culpa) y asumir con responsabilidad las posibles consecuencias.
- Tomar en cuenta las cosas que te han enseñado y lo que has aprendido sobre la sexualidad, para que la decisión que tomes no vaya en contra de tus valores y principios, y termines sintiéndote mal. Esto también implica que revises críticamente los mensajes sociales sobre la sexualidad que podrían limitar tu libertad y realización como persona.
- Cualquier decisión que tomes implica un nivel de responsabilidad con vos misma/o y con la otra persona. Lo que decidas va a afectarte a vos y a tu pareja, no solo en la parte física, sino también en los sentimientos. Por eso tienes que cuidarte y cuidar al otro(a) de cualquier riesgo físico, mental, emocional o espiritual.
- Tener una serie de opciones con respecto a tu sexualidad genital, como por ejemplo la abstinencia, la auto estimulación, los juegos sexuales o las relaciones coitales. No es cierto que exista una sola forma de vivir la sexualidad (a través de la penetración) ni que esta es la única que proporciona placer.
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